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Feb 09, 2017 Destacada, Otras noticias
Me parece que la salud responde a una obligación de compromiso, de cada uno de nosotros, con la vida; tenemos que elegir cómo queremos vivir. Así comenzaba Juan Antonio Corbalán, leyenda viva del deporte español, su intervención en la Semana de la Familia del Colegio Claret.
Este polifacético protagonista, demostró que sabe comunicar – no en vano ha creado más de una empresa de gestión de equipos, liderazgo y motivación- ante un auditorio, diverso en edades, pero entregado desde un principio, por más que su faceta de médico de prestigio, no fuera conocida, hasta ese momento, por algunos de los que acudieron a escucharle.
Bajo el título “El atleta que hay en ti”, el doctor Corbalán, fue estableciendo una comparativa entre el trabajo que un deportista debe realizar para mejorar, y el que, cada uno de nosotros, y en la medida de sus posibilidades, debemos de llevar a cabo. Cada persona “entrena” para la vida, para no ser dependiente. La vida es deporte, solo cambia la cantidad de ese entrenamiento, no la calidad.
Para conseguir estar saludables será fundamental “el entrenamiento invisible”, las actividades cotidianas en las que encontrar un equilibrio, tanto en lo emocional, como en las fases de descanso -para favorecer la asimilación- o, en esas otras, en las que lo importante es sentirse útil y que deben de ir parejas en la calidad y en la carga. No siempre más es mejor. Si el equilibrio se rompe y vamos a la quietud y al sedentarismo, vamos a la muerte.
El autor de Tu Cuerpo Manual de Instrucciones, dejó sentencias como: en caso de duda, muévete y, a su juicio, vivimos en lo que denomina, una vida de jaulas- casa, coche, despacho, ascensor,..- y hay que salir de ellas, para lo que se posiciona a favor de los que promueven un cambio de horarios que haría más factible la práctica de actividad física, dentro de una concepción de la vida más holística, al entenderla como un todo y no únicamente enfocada a dimensiones concretas, lo que en ocasiones conlleva que seamos incapaces de asumir la carga estresante de la cotidianeidad de nuestra existencia.
Apuntó tres claves para mantener calidad de vida: la correcta alimentación, la hidratación abundante y la práctica de actividad física de forma periódica y animó a los asistentes a que vivan su viad en primera persona y no en tercera, desterrando los fundamentalismos.
Corbalán, se posicionó contrario a la necesidad de marcarse objetivos si éstos no coinciden con los que realmente deseamos. Están bien para direccionar a las personas pero, si no se consiguen, pueden derivar en una frustración imposible de superar por eso la palabra clave para él es EQUILIBRIO.
Tampoco dudó en plantear un programa de “entrenamiento” válido para todos, siendo conscientes de que a los treinta años el músculo y los huesos van degenerándose y que es necesario unas tareas aeróbicas, acompañadas de un trabajo de fuerza, sobre todo en los grandes grupos musculares de nuestro cuerpo: trapecio, cintura escapular, deltoides, brazos, musculatura torácica (lumbares y abdominales) y piernas (cuádriceps e isquiotibiales), así como el psoas.
Al final, Juan Antonio Corbalán instó a los más de 200 asistentes a mantener actividad física que les lleve a completar una vida más plena, dedicándose más tiempo y así poder ser más independientes.